Es conocida esta máxima en el mundo de las ventas:
"sin metas no hay futuro"
Hay que asegurarse de que lo que se ha elegido como empren-dimiento es lo que se quiere hacer todos los días, o al menos, una importante parte de nuestro tiempo. No podemos elegir algo que no nos entusiasme.
La emoción de emprender un nuevo negocio (y tal vez con él, un nuevo estilo de vida), se parece al matrimonio: más vale estar enamorado de lo que se eligió, porque -como se suele decir- a los pocos días habrá que lavar la vajilla, limpiar los baños, planchar la ropa, comprar los víveres y tener para el gasto diario.
Ocurre algo similar en una nueva sociedad o empresa, por pequeña que nos parezca.
Después de armarlo todo, conseguir el dinero (si bien en este rubro se puede comenzar con poco capital), planificar la financiación, comprar los elementos, algún mueble o herramienta, acondicionar las instalaciones y demás aspectos, habrá que operar día a día, resolviendo lo pequeño y lo grande.
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